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Pureza Sexual … CÓMO SANAR AL OJO ENFERMO POR LA LUJURIA

abril 19, 2012

Saludos nuevamente a todos ustedes que defienden día a día su pureza sexual

“La lámpara del cuerpo es el ojo; por eso, si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz. Pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad. Así que, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande será la oscuridad!” Mateo 6:22-23

Antes de caminar en integridad, el hombre esclavizado a la lujuria sexual no discriminaba con las imágenes que inundaban sus ojos.  En la calle, cualquier cuerpo tenía los requisitos mínimos para ser mirado lujuriosamente.

Tampoco discriminábamos con los cartelones de publicidad en las calles, las revistas en las gasolineras, los canales de televisión que veíamos, los lugares del Internet que visitábamos.

Poco a poco, una profunda sed comenzó a crecer en nosotros por lo visualmente sensual, por la imagen que era erótica, pero socialmente “aceptable” porque no era explícita o pornográfica.

Pero la sed continuó consumiéndonos paso a paso, noche a noche.  Y finalmente, cruzamos la raya de lo aceptable para entrar en el mundo de la pornografía en el Internet, o el video XXX, o la revista sexualmente explícita.

Al adentrarnos en este laberinto de oscuridad, comenzamos a sentir que otros hombres y mujeres tenían nuestros mismos gustos sexuales atrevidos, compulsivos y exagerados.  Nos sentimos acompañados en nuestros pecados.  Y así, el lazo cautivador del sexo compulsivo nos agarró para nunca soltarnos en nuestras propias fuerzas.

¿Cómo todo comenzó?  El comienzo de nuestra esclavitud ocurrió con nuestros ojos.  Allí, en la puerta de nuestro corazón, permitimos que la oscuridad de la lujuria sexual nos arropara.

Allí, contaminamos nuestra  vista con imágenes cada vez más degradantes, mas infectadas con la marca del sexo impuro.  Y cada imagen pornográfica que entraba por nuestros ojos, se nos grababa en nuestra mente con el poder de una radiografía permanente.  Allí quedaría archivada, en nuestra enciclopedia mental, para ser accesada por el enemigo o por nuestra carne, a su gusto y gana, cuando el dardo de la masturbación o de la fantasía sexual nos atacara.

Con el paso del tiempo, nuestros ojos siguieron enfermándose con la ceguera del pecado sexual.  Como Jesús anticipó con sus palabras, la oscuridad que fue invadiendo nuestro ser a través de nuestros ojos era más oscura y esclavizante cada día.

Así, casi sin darnos cuenta, sin saber cómo nos permitimos caer tan abajo, nuestros ojos infectados por la lujuria sexual solo funcionaban para captar lo impuro, lo pornográfico, lo que pudiese estimularnos sexualmente.  Jesús nos describió con precisión: ¡Cuán grande era la oscuridad que vivía dentro de nosotros!  Y así, la verdadera luz se alejó de nosotros.

Pero, un día, nos encontramos con aquellas palabras de Jesús nuevamente y entendimos que en ellas también estaba la clave para caminar de regreso a la pureza: “Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará lleno de luz.”  ¿Podríamos reconocer que nuestros ojos habían enfermado con la oscuridad de la lujuria sexual?

Este reconocimiento fue el primer paso hacia la curación, porque no hay posibilidad de curar si negamos estar enfermos. Y para nuestros ojos enfermos, tendríamos que comenzar una dieta de pureza radical hasta que la oscuridad que nos invadía se fuera disipando.

Por eso es que el hombre que anhela vivir una vida pura, debe hacer su máximo esfuerzo para privarse de toda imagen, todo estímulo sexual que visualmente nos haga recaer en nuestros viejos hábitos.

Pero privar nuestros ojos de imágenes incorrectas no será suficiente.  Tenemos que alimentar nuestros ojos con la luz que Jesús nos menciona.  ¿Dónde encontraremos esa luz?  Pues en los hábitos que abandonamos cuando la lujuria sexual nos esclavizó.

Llena tus ojos de la lectura de la Palabra. Tal vez los puedes llenar admirando las maravillas de la Creación que Dios hizo pensando en ti.  Llénalos admirando las ocurrencias de tus hijos, o mirándote en los ojos de tu esposa.

Desarrolla el hábito de mirar nuevamente a tus amigos, a tus hermanos, a la cara, hábito que descartamos cuando nuestros ojos preferían mejor observar partes de cuerpos que seres humanos. Y así, poco a poco, tus ojos sanarán y se fortalecerán.

Entonces podrás disfrutar la luz de Jesús alumbrando tu vida. ¡Entonces, la oscuridad de la lujuria sexual habrá sido derrotada y tus ojos brillarán como nunca antes!  ¡Esa es mi oración para ti!

Un abrazo,

Edwin Bello

Fundador

Pureza Sexual…  ¡Riega  la  Voz!

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4 comentarios leave one →
  1. santi ,mentor lec permalink
    abril 20, 2012 9:36 am

    bendiciones ,este articulo me ha vuelto hablar ,gracias nunca debemos dejar que los habitos antiguos vuelvan ha apoderarse ,debemos estar alertas pues sutilmente el pecado quiere colarse gracias ,bendiciones.
    grandes son tus obras y maravillas mi Dios

  2. Manuel permalink
    diciembre 30, 2012 3:34 pm

    Acertivamente, LA LUZ! Esa es la luz de la que el enemigo me apartó cuando se apoderó de mi ser y esclavizó mi cuerpo, mis ojos y mi alma. Me presentó la lujuria como una vida normal desde la adolecencia hasta hombre. Falsamente creí que toda la mentira de la lujuria sexual era parte ser hombre, y solo era un «hombre»‘ entre comillas. Al poder alcansar la oportunidad de desemascarar el enemigo, comiensé a ver luz en mi camino. Un camino extinto de luz y sin salida. Por primera vez en años, puede ver el verdadero rostro del enemigo, el cual estaba fundido en mi propio rostro, en mi mente y en mi ser. Decidí que éste es el momento de empezar la lucha para ser un hombre de verdad, un ser de luz que para eso es que originalmente fuimos creado para expacir esa luz en todos los rincones de la tierra y alabar al Señor. Ya es suficiente de la autocompasión! Yo decidí salir de la zona de comodidad y dehjar atráz al hombre viejo.

    Manuel, FL. hvhv

  3. jesus diaz permalink
    febrero 9, 2013 11:20 pm

    gracias, hnos. es interesante èstos temas, no dejen de enviarlos por que son de gran bendiciòn para mi y demas personas que me rodean.

    • febrero 10, 2013 2:15 am

      Gracias, Jesús… Gracias por participar y compartir el mensaje con otros. Así se hace iglesia y se esparce el mensaje de libertad de Cristo… En El, Edwin

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