Pureza Sexual … PORNOGRAFÍA VISUAL DE RAYOS XXX
Saludos nuevamente a todos ustedes que defienden día a día su pureza sexual…
«Aparta mis ojos de cosas inútiles y dame vida mediante tu palabra.» Salmo 119:37
Aquí vamos con nuestro cuarto artículo en esta serie relacionada a cómo mantener la mirada pura en medio de un mundo XXX. Para el hombre atado a la pornografía, sus ojos se han convertido en armas visuales con las que invade y roba la intimidad de otras personas. Como si tuviera la «visión de rayos X» del súper héroe que traspasa toda superficie, sus ojos se han acostumbrado a «pornografiar» a la gente en la calle, es decir, grabar visualmente un cuerpo para imaginárselo desnudo o para utilizarlo más tarde en una fantasía sexual. Esta es la visión distorsionada que da valor e identidad a la gente, no por lo que uno es, sino por lo que uno puede enseñar con la ropa que usa y el lenguaje corporal que se despliega con ella. Ahora, el mundo nos dice que «pornografiarnos» con lo que vestimos nos hará inmensamente populares ante la muchedumbre de ojos desorbitados que nos mirarán como si fuéramos un pedazo de carne. Por eso es que hoy te quiero plantear otro ángulo de este fenómeno: Es la responsabilidad que tenemos de vestirnos correctamente para que la mirada de otro, con visión de rayos XXX, no pretenda valorarnos como se valora a un actor o actriz pornográficos. Recuerda que tú no eres tu vestimenta y que tu vestimenta no define lo que inherentemente tú eres. A manera de analogía, tú eres la obra de arte y tu vestimenta es meramente el marco que la rodea. Como obra de arte genuina e incomparable, hecha con esmero y amor por el artista, todo el valor de la obra reside en ella; el marco no le añade valor a la obra de arte. El marco no debe distraer a los observadores de la obra de arte. El marco no debe competir con la obra de arte, sino más bien, elevarla y dirigir hacia la obra de arte todo el enfoque y atención. Así debe ser la ropa… Porque la realidad es que somos mucho más que un escote, o un pantalón pegado, o una falda transparente. Claro está, el mundo nos dirá que esto es una ridiculez y que enseñar «lo que se tiene», añade valor e identidad a la gente. Yo respondería que si eso fuera cierto, perderíamos valor e identidad a medida que envejecemos y dejamos de enseñar aquellas partes del cuerpo que antes atraían la mirada de muchos. Como seres eternos, creados por Dios, lo que realmente nos define y da valor está en lo eterno y no en aquello que se deteriora y desmerece con el paso del tiempo.
Entonces, ¿qué puedo recomendarte hoy?
- No caigas en la trampa de «pornografiarte» y creer que tu popularidad y valor tienen que ver con lo que enseñas visualmente con tu ropa.
- Se consciente de que en este mundo erotizado, muchos con visión de rayos XXX vendrán a ver qué pueden robarte con sus ojos desorbitados.
- Cuidado con el que pretenda valorarte por lo que vistes o por lo que enseñas, porque tarde o temprano vendrá un pantalón más apretado o una falda más corta a ganarse la atención de tales personas.
- No utilices la mirada para invadir y valorar la vida de otras personas eróticamente, porque tendrás que estar dispuesto(a) a que te lo hagan a ti, a tu cónyuge, o a uno de tus hijos.
Si logras implantar estas sencillas reglas, verás cómo sacas de tu vida a la pornografía visual y dejas de ser auspiciador de las maneras distorsionadas que el mundo tiene para valorar a las personas.
Un abrazo,
Edwin Bello
Fundador
Pureza Sexual… ¡Riega la Voz!
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